Con una imagen cercana, humilde, y empática se ha percibido
a la gobernadora Delfina Gómez durante su primer año de administración, son voces desde el interior del Palacio de gobierno,
y me refiero a los trabajadores, los que atienden las labores propias del
inmueble, pues como siempre sucede, si lo dijeran quienes tienen un cargo directivo
o de gabinete, serían palabras políticas con muchas dudas de su sinceridad.
La gobernadora en la mayoría de sus eventos reconoce el trabajo
de las bases, les aplaude, y les agradece, por esa parte, ha puesto ejemplo, y
roto esquemas que la diferencian claramente de los titulares de
administraciones anteriores.
Sin embargo, no se puede decir lo mismo de la gran mayoría
de su gabinete legal y ampliado, en muchas áreas continúa un aire elitista, donde
primero está el lustre de los zapatos y las uñas estilizadas que acercarse con
la ciudadanía a, por lo menos, escuchar sus necesidades.
Muchos trabajadores gubernamentales, están más preocupados en
que llegue la quincena para realizar sus gustos, que ocupados en servir a la
ciudadanía, porque se les olvida que eso son: servidores públicos.
La administración prácticamente no ha cambiado, la misma
logística, los mismos trámites burocráticos, los programas selectivos, la
ausencia de justicia, la frustración en la ciudadanía por no ser atendidos.
En general, es una administración de buenas intenciones,
pero carente de atención efectiva, y para que esto sea diferente, se necesitan
más Delfinas en cada área.
Con ello no diré que la gobernadora es perfecta y su equipo
un verdadero desastre, claro que le hace falta un mensaje de fortaleza a la
gobernadora, y de mucha humildad en los servidores públicos.
Sin embargo, para analizar la efectividad de la
administración, se miran las finanzas, empleos, seguridad, salud, y educación, primordialmente,
en los que Delfina de entrada mostró afirmó que las cosas marchan bien en la
entidad.
En esos temas prácticamente nulas protestas contra la
administración de la gobernadora exceptuando la que se quiso minimizar,
respecto a la falta de insumos y medicamentos en el ISEM; los trabajadores de
la salud denunciaron la ausencia de medicamentos y carencias, lo que nunca se
reconoció desde el interior del gobierno mexiquense, y prácticamente en esos
días, los medios poco acceso tuvimos para cuestionarle a la gobernadora, y que
se espera, en la Glosa, los legisladores hagan sus observaciones, y resuelvan
en lo que les toca, que es la partida presupuestal al sector.
Las quejas de la ciudadanía, gira también, en torno a los
Programas Sociales, donde afirman que las personas beneficiarias son
simpatizantes de los partidos afines a la gobernadora, contrario a lo que se
pregona, así como la falta de aplicación por ejemplo, del apoyo a infantes de
los Pueblos Originarios.
Todo lo anterior sin mencionar las quejas sobre las
vialidades de la entidad, que causan retrasos y demora, un pendiente al que se
deberá poner atención si es que la administración no quiere tener un tropiezo.
Referente a la seguridad, Gómez Álvarez, relató sobre la
disminución en delitos de alto impacto como feminicidios y secuestros, sin
embargo, siguen ocurriendo a pesar de las Alertas de Género con su presupuesto,
y a pesar de los ajustes en la Secretaría de Seguridad.
En términos generales, continúa el beneficio de la duda en
favor de la administración de Delfina Gómez, que por cierto, y como es natural,
ha inclinado importantes trabajos a Texcoco, de donde es oriunda la primera gobernadora
de la entidad, así como al magisterio.
Ha sido un primer año bien surcado social, y políticamente,
pero con muchos retos por superar si quiere convertirse en una administración
recordada para bien por los mexiquenses.
A propósito de… el Primer Informe de la gobernadora mexiquense,
vivimos el último informe de Andrés Manuel López Obrador, concluye su sexenio
con una sociedad polarizada, polarización que le sirvió como estrategia
política para mantener su discurso de un rival político, para poder hacer mutis
del verdadero rival que poco combatió: la corrupción.
Se mantuvo el amiguismo, se mantuvieron despilfarros en
diferentes esferas del gobierno federal, y se mantuvieron los favoritismos, a
pesar de que el presidente pueda, o no, tener otros datos.
Nadie podrá negar la popularidad con la que se despide el
presidente, pero también pocos aceptarán o verán que es a causa de los programas
que sí son electoreros, y aunque no debe extrañarnos que sea algo que se estile
en la política mexicana, debemos ser capaces de revertir que sea algo normal.
Mantengo mi tesis de que la estabilidad económica nacional
está sostenida por un hilo tan delgado, que Claudia Sheinbaum deberá reforzarlo
con otras estrategias que no se basen en la producción financiera de unos, y la
repartición a discreción para su gasto en otros.
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