La hepatitis es una enfermedad infecciosa que se refiere a una inflamación del hígado; tiene orígenes virales, pero también ocurre por ingerir agua contaminada, exceso de fármacos o alcohol.
Los tipos más frecuentes son: hepatitis A, B y C, explicó Marco Montell García, Jefe del Servicio de Infectología del Centro Médico Toluca, del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMYM).
Para su detección se realizan pruebas de sangre, con base en estudios de anticuerpos que detectan fracciones del virus en el organismo y con ello se establece a qué tipo corresponde.
Montell García detalló que, actualmente hay vacunas para la hepatitis A y B, las cuales, son recomendables aplicarlas en niñas y niños a partir de los cuatro años y en personas adultas que no han padecido esta enfermedad; así como al personal de salud, entre otros.
El especialista del ISSEMYM refirió que los síntomas más comunes son: dolor a nivel del hígado, en la parte baja derecha de la costilla; ictericia, es decir, coloración amarillenta de la piel o de los ojos causada por un exceso de bilirrubina en el cuerpo, orina más concentrada (color café); cansancio, fiebre y náuseas.
Si se detecta oportunamente, este tipo de enfermedades se autolimitan, es decir, el sistema inmunológico las combate y las elimina, por lo cual no tiene mayores consecuencias, advirtió.
Indicó que menos del uno por ciento de los casos puede presentar una falla hepática fulminante cuando el hígado está tan inflamado que sus funciones básicas no se llevan a cabo y trae alteraciones importantes en la coagulación, incluso puede provocar una disfunción cerebral grave.
En este último caso, el manejo médico es intrahospitalario con vigilancia estrecha y añadió que el 80 por ciento de la hepatitis tipo C se vuelve crónica y después de varios años puede convertirse en cirrosis.
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