Ofrendar es estar cerca de las personas queridas que han fallecido, dialogar con su recuerdo, con lo que fue su vida. La ofrenda es el reencuentro con un ritual que evoca a su memoria.
Las flores son un símbolo inequívoco de esta festividad por sus colores y estelas aromáticas. Adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima.
Los habitantes del México prehispánico creían que la flor de cempasúchil era una planta curativa, pero ahora que básicamente sólo se usa para adornar los altares y las tumbas de los difuntos, se dice, que fue perdiendo sus poderes curativos.
La flor de cempasúchil es la más representativa en la ofrenda de Día de muertos y en muchos lugares del país se acostumbra poner caminos con sus pétalos que sirven para guiar al difunto del campo santo a la ofrenda y viceversa ya que se cree que sus colores y olores representan los rayos del sol, los cuales ayudan a llegar a casa.
El alhelí y la nube significan pureza y ternura, y acompañan a las ánimas de los niños.
La conocida como flor de terciopel se ha adoptado en esta temporada por su llamativo color y textura suave y significan luto.
La Orquídea, puede verse principalmente en Veracruz y representa el espíritu de quienes han dejado el mundo terrenal, en el caso de la tradición purépecha se cree que en sus pétalos almacena agua que servirá para saciar la sed de los difuntos y su color morado sugiere luto.
La flor de Pensamiento tiene colores llamativos, y se relaciona con la nostalgia, la cual, al marchitarse, refleja una cara humana en momentos tristes o nostálgicos.
Otras flores que podemos encontrar en estas fechas dependen de la región del país, y pueden ser rosas rojas, clavel, violeta, crisantemo, margarita, narciso, lirios o gladiolas.
Durante estas fechas, la flor aromatiza y ornamenta el lugar para que el ánima pueda marcharse tranquila y contenta al lugar del descanso eterno.
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